Tony Dize revive la esencia del perreo con cinco funciones sold out en el Coca-Cola Music Hall

Después de más de una década de ausencia en los escenarios boricuas, Tony Dize regresó por la puerta grande y con estilo: cinco funciones completamente sold out en el Coca-Cola Music Hall, confirmando que su legado sigue más vivo que nunca.

Desde que se encendieron las luces, el público sabía que estaba a punto de revivir una era dorada. Tony nos llevó por un viaje musical cargado de nostalgia, elegancia y melodía —esa mezcla única que siempre lo ha distinguido dentro del género urbano. Cada canción fue una máquina del tiempo para los de la generación de los 90, esos que se amanecían en los intercolegiales, en los party de marquesina, cuando el perreo era el perreo y la música se sentía hasta en el alma.

El repertorio fue una joya tras otra: “El Doctorado”, “Permítame”, “Mi Amor es Pobre” y tantos otros himnos que marcaron una generación. Pero Tony no estuvo solo en este reencuentro con su isla —sobre el escenario lo acompañaron colegas que también hicieron historia: Farruko, Franco El Gorila, Lennox, KenY, entre otros, encendieron la tarima y convirtieron la noche en una verdadera celebración del reguetón clásico.

La energía fue inigualable. Allí estaba la fanaticada que tenía que estar —los mismos que, aunque hoy se quejen de dolores de rodilla, saltaron y bailaron como si el tiempo no hubiera pasado. Por unas horas, se nos olvidaron los achaques y solo quedó la música, la vibra y la conexión de un artista que sabe cómo tocar fibras con su voz.

Con este regreso triunfal, Tony Dize demostró que la elegancia del reguetón todavía tiene nombre y apellido. Y si algo quedó claro, es que aún le queda mucho por dar. Su retorno no fue solo un concierto: fue un recordatorio de que los clásicos nunca mueren, solo esperan el momento perfecto para brillar otra vez.